Nothing without love

El final del otoño siempre inaugura el momento de reflexión. No hay autor inflexible al caer de las hojas, a la belleza del frío y al ocaso del ecosistema que, como ave fénix, en algunos meses regresará a nutrir la vida.

No puedo dejar de negar la ducha de ilusiones a las que fui sometido este año, y el año pasado, y el pasado, un camino en retroceso hasta llegar a los momentos donde la conciencia apenas se formaba, es ahí donde se inculcó en mí la palabra amor. Con poco significado, a partir de la observación del mundo, nació en mí la forma de tratar la palabra, esa fue la primera herencia que todos me legarón.

En trece años la cultura popular me había enseñado todo lo que el amor debía de ser, miles de canciones desde love of my life hasta can’t buy me love, miles de películas, miles de series, el mundo me mostraba su más grande obsesión.  Como buen defensor de la cultura popular siempre pude dar miles de ejemplos de lo que era el amor, pero en el momento en que alguien me pidió la definición no supe que contestar, ellos no me habían preparado para el examen final. Pregunte, pregunte en todos lados, pero nadie sabía la respuesta, era ahí donde el amor popular me había defraudado por segunda vez.

La ventisca que inauguró el año sin duda trajo en mi esperanza, este sería el año (como todos los demás años) en que el amor tocaría a mi puerta. Todos me lo han prometido, tan solo en diciembre salió a la venta el gran éxito de amor, en febrero la nueva serie amorosa saldrá a la luz y en los comerciales se me muestra el derecho divino a ser amado.

Fue en la clase de historia donde por primera vez veo tu silueta, admiro tus labios y deseo tu palabra. Ambos conocemos las reglas a pesar de jamás haber hablado, tomó el millón de ejemplos metidos en mi cerebro y como por arte de magia ya no puedo decir que soy solo yo, ahora somos. El amor popular ha dado sus frutos

Conozco a la voz intelectual, último refugio y bastión de la verdadera definición del amor ¿Qué es lo que leo? Una sarta de mentiras, el amor no puede ser así. ¿Quiénes son Octavio Paz, Erich Fromm o Michel Foucault? Un montón de mentirosos. El amor de Sartre y Beauvoir simplemente inconcebible. Es hora de botarlos por ahí, pero no a la basura, una voz interior me indica que pueden ser necesarios en el futuro.

A los nueve años las primeras pasiones desbordan. Veo a mi madre llorar en silencio, lastimosamente no será la única vez. Mi padre a él no lo veo y ahí estoy incapaz de hacer algo al respecto. No llores madre, en la tele al final del capítulo todos vuelven a ser felices, todos vuelven a ser amados. Empiezo a comprender que la vida no es un capítulo televisivo ya que ese episodio de la vida parece nunca acabar.

Me aceptó como amante, pero una barrera invisible me impide conectar como quisiera. Qué pasa, me enfrente a los mil retos y es justo que obtenga su amor. Finalmente me dijo sí. Vive en el mismo mundo que el mío, qué es lo que falta. Le debo agradar, le mostré mi valía y justo es que tenga algo a cambio.

Que bellas letras impresas por esos grandes hombres. No son unos locos, al contrario, son los hombres más lúcidos que he tenido el gusto de conocer. Ahora me doy cuenta, el ser activo del amor soy yo, nadie más que yo. Imagina el mundo de posibilidades, ya no debo estar sujeto a reglas estúpidas, a amores acartonados, a letras vacías. Soy libre por fin soy libre.

Mi primer amante fue un fracaso, pero este nuevo amor, amor verdadero, este amor no puede irse al fracaso también. Le doy todo y al final el amor que des es el amor que recibirás, porque la lógica me falla. El último álbum lanzado al mercado, al que empiezo a encontrar repetitivo por el mensaje, indica que tu estas mal y yo bien, entonces dime cariño porque ya no me amas como antes.

Nunca marcamos reglas, pero era claro que yo era para ti y tú eras para mí, por qué lo hiciste, reconoces la monogamia tan bien como yo. Me heriste, pero te amo, a fin de cuentas, el amor, el amor verdadero confronta todas las adversidades. Qué importa que sean una, dos, tres, diez, los dos juntos lo superaremos.

Dejó el mundo popular, sin duda divertido, pero jamás da la respuesta a las cuestiones fundamentales del amor, te busco, pero en mi surge un nuevo miedo. Tal vez todos sigan ahí, tal vez soy el único que ha salido, no claro que no, eres listo, pero tampoco eres la eminencia, alguien más ya debió encontrar la verdad sobre el amor.

Estoy solo, nada soy sin amor. Es una repetición incesante, tal vez me haya equivocado, a fin de cuentas, las personas siguen encontrando el amor sin haber despertado, tal vez el amor es eso, nunca despertar de la ilusión.

Hoy te veo y vuelvo a aplicar las mismas reglas que decidí ignorar. A fin de cuentas los viejos cascarrabias son cascarrabias porque jamás encontraron el amor.

Perdona mi herejía y dame el amor que merezco, finalmente las hojas de otoño están cayendo, el amor de invierno puede estar ahí, solo debo esperar a que llegue.