Los vientos gélidos van arrebatando la pequeña flama que queda en la vela.

 

-Pero ¿acaso es que Dulcinea te ha olvidado?

-Sancho querido, aunque el frío recuerdo de mi dama me mantenga despierto sus embates van ahogando mi lámpara nocturna.

-No se dé por vencido mi señor ¿no es que los grandes caballeros se mantienen fieles a sus ideales y con mayor razón a su doncella?

-Sancho es que te falta probar la amargura que produce el amar. Se cauto cuando te decidas amar a alguien porque para hacerlo deberás estar listo para sufrir mucho. Reflexiona pues esta interrogante ¿la palabra amargura no deriva del vocablo amar?

 

-Tiene razón mi señor.

 

-Entonces paciencia y fortaleza en esta noche fría que mañana nuestro hermano sol saldrá a nuestro encuentro para traernos dicha de nuevo.