Tú nunca fuiste más que un castillo de cristal,

Una sombra de tristeza,

Esto, lo otro y tal,

Una diosa en toda su entereza.

 

No fuiste más que una fantasía,

Un momento de gloria,

un “ojalá”, un “tal vez un día”,

Una imposible victoria.

 

No fuiste más que una estrella

A punto de suicidarse.

Siempre tan suave, siempre tan bella

Sin necesidad de peinarse.

 

¿Adónde has ido?

Yo me pregunto

Día tras día, tras día, tras noche,

 

Tras las vías, tras los coches,

Tras los días, tras las noches,

Tras las velas y los carruajes,

 

Las noches y los oleajes,

Tras ellos y tras nosotros,

Todo en una espiral infinita,

que parece no tener fin.